Ya estaba atardeciendo y el sol de colores naranjas el cielo pintaba.
Mi mirada era un tanto pesada, pero rogaba por ver el ultimo rayo esconderse.
Aquellos destellos parecían extender mis horas, el tiempo se había detenido en aquella tarde.
Mi respiración se escuchaba calmada, yo ya no estaba agitada.
Mi corazón lento palpitaba, el silencio pronto yo esperaba.
Mi vista se nublaba y mi mente a ratos me abandonaba.
La brisa movía todo en aquel campo, mas a mi piel ya nada le tocaba.
Mis dedos presionaban la herida queriendo controlar la sangre que de mi salia, tan temblorosos aferrándose a la vida.
Mas aquel liquido de mi cuerpo huía.
Aquel atardecer pronto terminaría, y ami la obscuridad me segaría.
Y en mi mente solo una pregunta tenía ''¿Y así terminare aquí y ahora?''
La respuesta clara estaría, pues mi cuerpo pronto se rendiría.
Y en aquella puesta de sol olvidada quedaría.